El señor Perfecto salió una noche a arruinar su vida y correr bien lejos. Lejos de donde estoy yo, lejos de lo que lo que pudimos ser alguna vez, lejos de las conversaciones sin sentido y el crecer, envejecer y morir juntos. Tomó un par de cosas, las que podía cargar en el bolso, y se lavó las manos de toda la "situación" posible.
El señor Perfecto salió una noche a arruinar mi vida, también y por la mañana me desperté pensándolo...
Luego me acordé de que yo no soy la Señora Perfecta...
domingo, 1 de marzo de 2009
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